sábado, 3 de enero de 2009

que molesta eres...

Igual que una comida muy pesada en la cena, me quitaste el sueño. Pocas horas tengo y entonces me robas algunas con tus temas y tu brillante conclusión: "yo no sé". No estoy tan viejo, pero a mi edad (mental) no se puede estar en esto ya. Me hablas como si fuese un lobo hambriento. Me hablas como si fuese un pedazo de carne relleno de hormonas. Me hablas como si te estuviese haciendo daño. Sinceramente, no entiendo el problema. Sinceramente, no comparto tu preocupación. Sinceramente, no sé porque te adelantas tanto a los acontecimientos. No todos somos iguales y, si soy igual, déjame probártelo. ¿Y qué si tus amigos tienen razón?¿Y qué si tú tienes razón?¿Y qué si no soy por completo sincero? ¿Sería algo tan malo, tan extraño o perverso? He visto que te manejas muy mal con respecto a ciertos asuntos, mi consejo: ¡sigue haciendo disparates y todo lo que quieras, pero a mí, déjame fuera de eso!

1 comentario:

Lau dijo...

Lo escribiste tu? Es como si hubieras prestado tus dedos.